En
el anteproyecto de ley actual del Gobierno del Partido Popular, en las
modificaciones legales que propone se elimina el aborto libre de
“derecho” (el establecido por el PSOE en la ley del 2010) pero se
consolida el aborto libre de “hecho”. Regresando al supuesto del aborto
por el riesgo físico/psicológico para la salud de la madre hasta la
semana 22 y que ha sido el aborto libre de “hecho” por el coladero que
ha supuesto ese aborto por “riesgo psicológico” y que representaba el
98% de los abortos.
La
ley de “plazos” es insostenible desde el punto de vista científico,
pero la ley que se ha presentado, sobre “supuestos”, es infinitamente
peor, pues CALIFICA a seres humanos como “asesinables”. Nunca se puede
pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Afirmamos
la convicción de que la vida del ser humano es siempre inviolable, en
cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Si esta convicción
cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los
derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias
circunstanciales de los poderosos de turno.
Rechazamos
la valoración de este Anteproyecto como supuesto “mal menor”, desde el
punto de vista ético nunca puede ser lícito proponer un mal, y es
erróneo juzgar la moralidad de los actos considerando sólo la intención o
las circunstancias.
Con
este anteproyecto se consolida el aborto como algo estructural de
nuestra cultura. Este «aborto legitimado» como mal menor incluso desde
amplios sectores cristianos y responsables eclesiales que se han
entregado al poder del PP, es una vergüenza. La táctica del mal menor
predica la sumisión y la tolerancia al tirano y a la injusticia.
La
cuestión del aborto no es un tema de “sentimientos” como ha planteado
nuestro Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ni es un tema que pueda
plantearse en la clave de los “derechos de la mujer” como ha legislado
la falsa izquierda del PSOE y como vocean desde Izquierda Unida hasta
miembros del Partido Popular. Es un drama que hay que situar en el marco
de una cultura contra la vida y contra la solidaridad. Hoy, más que
nunca, capitalismo y aborto van de la mano en su concepción
individualista-burguesa del derecho a decidir.
«No
entendemos» la despenalización del aborto si quien lo lleva a cabo es
la madre. La responsabilidad y la culpa son componentes intrínsecos de
la libertad humana y por tanto de la dignidad de la persona. Quitar a un
ser humano su responsabilidad es quitarle su dignidad. Es un gravísimo
atentado contra las mujeres.
Ante
el drama del aborto debemos manifestar que el niño en el vientre de su
madre es un ser humano, una persona; que no hay en nuestros días una
afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la
vida del hijo no nacido. Es el derecho de propiedad más absoluto
concebible, más allá del derecho del amo sobre el esclavo. Y es una
vergüenza para la izquierda que levante la bandera de ese pretendido
derecho. La izquierda debe hacer que el vientre de la madre sea el lugar
que la naturaleza ha hecho que sea: el lugar más protegido.
Una
sociedad que legitima, explícita o implícitamente, el aborto es una
sociedad totalitaria, que afirma el poder absoluto de unos seres humanos
sobre otros hasta el punto de llegar a autoproclamarse dueños de la
vida. Es la confirmación de la imposición de los poderosos sobre los
débiles en todos los planos: empobrecidos, no nacidos, parados,
discapacitados, enfermos, viejos, etc. El actual sistema nos convierte
en cómplices con la aceptación, justificación o comprensión del crimen
del aborto.
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