domingo, 2 de diciembre de 2012

Vinieron con perros, pero sin flautas


Semovientes pequeño-burgueses

Era viernes.
Era noviembre.
Era día treinta.
Eran las ocho de la tarde –más o menos-.

Vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.

Nosotros nos concentrábamos, como cada último viernes de mes, convocados por “Castellón por la Vida”, frente al centro de exterminio de vida humana conocido como “Mediterránea Médica”, para exigir la abolición del aborto, para recordar a sus víctimas, para pedir que nuestras leyes protejan el derecho a vivir y a ser madre, amparando la vida en todo momento y circunstancia, ayudando a las mujeres embarazadas a superar cualquier problema que un embarazo imprevisto pueda generarles.

Ellos, varias decenas de semovientes pequeño-burgueses –ni muchos, ni pocos, pero más que suficientes-, con ínfulas de anti-sistema, ajenos al pensamiento crítico y con síntomas de padecer una posible encefalopatía espongiforme bovina, vinieron a amenizar la velada con gritos, insultos, amenazas, consignas gastadas y pareados de dudosa originalidad –vomitaban las consignas en valenciano, pero entre ellos hablaban casi todos en castellano-.

Vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.

Nosotros, seguimos a lo nuestro, pacíficamente, civilizadamente, cabalmente.
Esa fue nuestra respuesta.

Leímos nuestro manifiesto, luego permanecimos cinco minutos en total silencio, en recuerdo de las víctimas del aborto y finalmente oramos por las víctimas del aborto (niños no nacidos y madres que han abortado), por la conversión de los médicos y legisladores abortistas y de todos los defensores de la cultura de la muerte (incluidos esta vez los semovientes pequeño-burgueses que nos honraron con su presencia).

Nosotros
Hubo un conato de agresión por parte de un presunto anti-sistema (en realidad, sin él saberlo, un pequeño perro de presa del Nuevo Orden Mundial Capitalista, un esbirro del Sistema), que afortunadamente quedó en nada, gracias al comportamiento ejemplar de los que allí nos habíamos concentrado con la intención de evitar -en la medida de lo posible y en el ámbito de Castellón y de su provincia-, la aceptación social del genocidio, silencioso y silenciado, del aborto.

Vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.

Nosotros habíamos comunicado nuestro acto a Subdelegación del Gobierno.
Ellos no.
Nosotros nos comportamos con civismo y educación.
Ellos no.
La policía (la municipal y la nacional) estaba avisada de lo que allí podía ocurrir.
Pero no hicieron acto de presencia hasta el final del acto de manera testimonial (un coche de la municipal) y dejando que los semovientes pequeño-burgueses camparan a sus anchas.
Nosotros defendemos la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
Ellos no saben lo que defienden, simplemente, cual perros de Pavlov, responden a un reflejo condicional.

Ellos vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.

Quisiéramos que la próxima vez vinieran, con perros o sin perros, con flautas o sin flautas, y se unieran a nosotros, para defender a los que no pueden defenderse, para dar voz a los que no tienen voz, para plantar cara al Nuevo Orden Mundial Capitalista, que quiere imponer el aborto a escala mundial a toda costa, para ser, cabalmente, anti-sistema.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena señal. Están como motos... La pepera subdelegación del gobierno, una vergüenza.