domingo, 30 de junio de 2013

El saqueo institucionalizado

En la reciente Cumbrecita de Bruselas se ha alcanzado un acuerdo para financiar futuros rescates bancarios. Y como nadie se pone de acuerdo sobre situaciones futuras de improbable cumplimiento, hemos de concluir que tales rescates no tardarán en producirse. La maquinaria propagandística de la Unión Europea, sin embargo, se ha esmerado en presentar tal calamidad como una bendición para el «contribuyente», que supuestamente ya no tendrá que apechugar con las consecuencias. Así lo han repetido una y mil veces, con su característica jeta de feldespato, todos los ministros cumbreantes, que de este modo ocultan la verdadera naturaleza del acuerdo, cuyo meollo no es otro sino la institucionalización del saqueo al contribuyente.
 
Los rescates bancarios –nos dicen– habrán de pagarlos, en primer lugar, los accionistas; medida que parece de sentido común, siempre que tales accionistas sepan que lo son y no se les haya embaucado haciéndoles creer que sus inversiones son modalidades privilegiadas de ahorro, como aquí se hizo con los «preferentistas». Los siguientes en la cola de los paganos serán los ahorradores: se garantizarán –nos aseguran– los depósitos de menos de cien mil euros; en cuanto a los depósitos que superen dicha cantidad… Aquí empiezan las ambigüedades: se supone que tales depósitos no desaparecerán al modo de los conejos en la chistera del prestidigitador; pero se insinúa que sufrirán una repentina jibarización, al estilo chipriota. El uso torticero del lenguaje eufemístico no debe distraernos de la animalada que estos tíos se disponen a perpetrar: van a pillar cacho de nuestros ahorros; y, para evitar que la gente se encabrone, apelan al recurso psicológico del resentimiento, deslizando de forma tácita que los ahorros superiores a cien mil euros merecen una protección menor porque han sido ganados de forma injusta. Saben que se trata de una presunción calumniosa; pero descubrieron en la experiencia-piloto chipriota que esta distinción halaga los bajos instintos de la plebe, a la vez que aísla en su desdicha a la minoría de ahorradores que han juntado a lo largo de toda una vida más de cien mil euros, que no osan rechistar, temerosos de provocar un mayor encarnizamiento contra sus depósitos.
 
El mero hecho de que se anuncie como si tal cosa el saqueo de los ahorros revela el grado de postración moral al que hemos llegado. Pero tal saqueo ocurrirá inexorablemente, pues los ministros cumbreantes han resuelto que los bancos, para poder recibir dinero público, habrán antes de imponer quitas a sus depositantes. Y, a la vez que anuncian estas quitas, los ministros cumbreantes afirman con socarronería que los depósitos estarán «garantizados». ¿Por quién, majetes? ¿Por los Fondos de Garantía de Depósitos nacionales? ¿Alguien en su sano juicio puede creer que el exhausto fondo español podrá hacer frente a los rescates bancarios que se avecinan, cuando el Banco Central Europeo realice los nuevos «tests de estrés» a la banca, que ya se anuncian para 2014? ¿O estarán garantizados por el neonato «Mecanismo Europeo de Estabilidad»? ¿Y cómo se financia este fondo? ¿No lo hace, acaso, a través del dinero de los contribuyentes? Y los préstamos que el MEDE haga a los Estados, ¿no se computarán acaso como deuda pública?
 
He aquí lo que la maquinaría propagandística de la Unión Europea pretende ocultar. Los inminentes rescates bancarios se financiarán ordeñando doblemente al contribuyente: primero, mediante el saqueo de sus ahorros; después, mediante la exacción. ¿No querías caldo? Pues toma dos tazas.
 

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