Semovientes pequeño-burgueses |
Era viernes.
Era noviembre.
Era día treinta.
Eran las ocho de la tarde –más o menos-.
Vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.
Nosotros nos concentrábamos, como cada último
viernes de mes, convocados por “Castellón por la Vida”, frente
al centro de exterminio de vida humana conocido como “Mediterránea Médica”,
para exigir la abolición del aborto, para recordar a sus víctimas, para pedir que
nuestras leyes protejan el derecho a vivir y a ser madre, amparando la vida en
todo momento y circunstancia, ayudando a las mujeres embarazadas a superar
cualquier problema que un embarazo imprevisto pueda generarles.
Ellos, varias decenas de
semovientes pequeño-burgueses –ni muchos, ni pocos, pero más que suficientes-,
con ínfulas de anti-sistema, ajenos al pensamiento crítico y con síntomas de
padecer una posible encefalopatía
espongiforme bovina, vinieron a amenizar la velada con gritos, insultos,
amenazas, consignas gastadas y pareados de dudosa originalidad –vomitaban las
consignas en valenciano, pero entre ellos hablaban casi todos en castellano-.
Vinieron con perros, pero sin flautas.
Y ladraron todos… menos los perros.
Nosotros, seguimos a lo nuestro, pacíficamente, civilizadamente,
cabalmente.
Esa fue nuestra respuesta.
Leímos nuestro manifiesto,
luego permanecimos cinco minutos en total silencio, en recuerdo de las víctimas
del aborto y finalmente oramos por las víctimas del aborto (niños no
nacidos y madres que han abortado), por la conversión de los
médicos y legisladores abortistas y de todos los defensores de la
cultura de la muerte (incluidos esta vez los semovientes pequeño-burgueses que nos
honraron con su presencia).
Nosotros |
Hubo un conato de agresión por
parte de un presunto anti-sistema (en realidad, sin él saberlo, un pequeño
perro de presa del Nuevo Orden Mundial Capitalista, un esbirro del Sistema),
que afortunadamente quedó en nada, gracias al comportamiento ejemplar de los
que allí nos habíamos concentrado con la intención de evitar -en la medida de
lo posible y en el ámbito de Castellón y de su provincia-, la aceptación social
del genocidio, silencioso y silenciado, del aborto.
Vinieron con perros, pero sin
flautas.
Y ladraron todos… menos los
perros.
Nosotros habíamos comunicado
nuestro acto a Subdelegación del Gobierno.
Ellos no.
Nosotros nos comportamos con
civismo y educación.
Ellos no.
La policía (la municipal y la
nacional) estaba avisada de lo que allí podía ocurrir.
Pero no hicieron acto de
presencia hasta el final del acto de manera testimonial (un coche de la
municipal) y dejando que los semovientes pequeño-burgueses camparan a sus
anchas.
Nosotros defendemos la vida,
desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
Ellos no saben lo que defienden,
simplemente, cual perros de Pavlov, responden a un reflejo condicional.
Ellos vinieron con perros, pero
sin flautas.
Y ladraron todos… menos los
perros.
Quisiéramos que la próxima vez
vinieran, con perros o sin perros, con flautas o sin flautas, y se unieran a
nosotros, para defender a los que no pueden defenderse, para dar voz a los que
no tienen voz, para plantar cara al Nuevo Orden Mundial Capitalista, que quiere
imponer el aborto a escala mundial a toda costa, para ser, cabalmente,
anti-sistema.
1 comentario:
Buena señal. Están como motos... La pepera subdelegación del gobierno, una vergüenza.
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