Evaristo Meana Gómez |
Hace
un poco más de dos años que conocí a Evaristo en una magistral conferencia de
Ceferino Maestú en Castellón, ya habíamos hablado anteriormente por internet, y
la verdad, cuando le conocí en persona no me defraudó lo más mínimo, transmitía
falangismo por los cuatro costados.
Yo,
por aquel entonces, era un falangista sin falange, estaba bastante quemado por
el tema de la militancia política, pensaba
que era una pérdida de tiempo y
de esfuerzo, y que por lo tanto, había que ir por otros caminos alternativos al
de los partidos políticos. Ahora sigo pensando prácticamente lo mismo, pero
creo que abandonar totalmente la vía de los partidos políticos es un grave
error.
Evaristo
me animó a que colaborara con ellos, así que acudí a la reunión sin muchas expectativas,
allí también conocí a Miguel, mi sorpresa fue mayúscula al enterarme de que
ellos dos eran los únicos que estaban detrás de FE-JONS en Castellón.
Lo
primero que me paso por la cabeza fue pensar que me había equivocado otra vez,
pero al ver la energía y la ilusión que tenían los dos en el proyecto
falangista, pese a la enfermedad de uno y los problemas personales del otro, me
dejó realmente perplejo, e hizo que mi esquema personal se rompiera en pedazos.
Así que, no sé si por coherencia o por romanticismo, sin pensármelo dos veces, me
uní a ellos.
Realizamos
juntos diversas campañas informativas por la provincia, recogida de firmas,
venta y reparto del Patria Sindicalista, etc… , siempre nos desplazábamos a
todas partes en el coche de Evaristo, ya que Miguel no podía conducir, y yo no
tenía coche. Todos esos momentos de camaradería, en los que hablamos de lo humano
y de lo divino, fueron en los que realmente le llegué a conocer, apreciar y respetar.
Me
acuerdo especialmente del último 20 de noviembre, cuando nos desplazamos en
tren hasta Valencia. No se me olvidará en la vida, allí estábamos los dos
rezando el rosario y la gente escandalizada mirándonos como si fuéramos de otro
planeta, creo que ha sido el rosario que he rezado con mayor devoción, orgullo
y satisfacción personal.
Quién
me diría a mí que esa sería la última vez que vería a Evaristo, luego me fui enterando
por otras personas allegadas del empeoramiento del estado de su salud y de su posterior
internamiento, pero jamás me hubiera imaginado este trágico desenlace.
Quiero
decir que, ante todo, era una persona buena, emanaba paz y tranquilidad, jamás
criticaba ni hablaba mal de nadie (algo tan poco frecuente en nuestro mundo
falangista), y todo eso pese a su enfermedad. Yo creo que esa serenidad que
irradiaba se la proporcionaba su profunda vida espiritual, era mitad monje y
mitad soldado, como buen antiguo miembro del FES/FE (i) que él era.
Solamente
me queda, en este pequeño homenaje póstumo, dar gracias a Dios por haber tenido
el privilegio de conocer a Evaristo. Ahora ya está contemplando el verdadero
rostro de Dios, ya ha alcanzado la gloria eterna, ya hace guardia sobre los
luceros, y desde allí espero que interceda por todos nosotros.
Camarada
Evaristo Meana Gómez: ¡¡¡PRESENTE!!!
Autor: J.Q.S.
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