La crónica del acto del pasado 26 de octubre, para
conmemorar el aniversario de la Fundación de Falange Española, en aquel
29 de Octubre de 1933, cuando quedó alzada la bandera de la Revolución
Nacional, bien se merecería la pluma de César González Ruano o de Pedro
Rodríguez. Porque tenemos la impresión de que el acto del pasado 26 de octubre en la
calle Atocha de Madrid podría ser el inicio de algo serio para los
muchos miles de falangistas que mantienen intacta su fe política, y que
no encuentran la expresión rigurosa y fiel para su realización. Nos
referimos a una Falange que reuniese a todos los seguidores de José
Antonio Primo de Rivera, juntos bajo un mismo techo, aunque este techo
tuviera que ser el que describe el Fundador en el último párrafo del
Discurso de la Comedia: al aire libre, bajo la noche clara.
Ya conocen
nuestros lectores la curiosa peripecia que tuvieron que enfrentar los
organizadores del acto. Y todos nosotros con ellos, apoyándoles
decididamente, incluso con notas urgentes para mantener informados a los
que tenían previsto asistir; para que no cundieran la confusión o el
desánimo ante la anunciada suspensión del contrato por parte del Teatro
Fígaro y la inmediata reacción confirmativa de la diligente Delegación
del Gobierno.
El caso es
que las calles del céntrico barrio madrileño estaban muy animadas de
público. El Hotel donde se celebraría la reunión se sitúa junto a la
Casa de Cervantes, un edificio de la época, austero y restaurado. Dos
iglesias, un mercado con solera madrileña, pequeños comercios, bares,
cafeterías, otro hotel, muchos coches y peatones. Y hasta un personaje
emergente de la política catalana, Albert Rivera, esperando encontrar un
taxi libre que no llegaba. Le saludamos, y al saber de Ceferino le
estrechó la mano y le dijo: “es un gran honor conocerle”. Ceferino
apenas si se enteró de quién es este joven político que anda ahora en la
aventura de hacer nacional su proyecto en Cataluña.
Ceferino
se fijó en la Casa de Cervantes, de la que es socio, quiso que
entrásemos para mostrármela y no pudimos acceder por estar cerrada.
Así que
pasamos a una pequeña iglesia para rezar unos minutos por la esposa de
Ceferino, que se le ha ido al cielo hace unos días. Y de ahí al Hotel
TRYP, donde unos jóvenes camaradas de la organización nos atendieron de
maravilla. Y a esperar la hora del comienzo del acto. Antes pudimos
saludar a dos mujeres de Valladolid. Una de la familia Nieto, de la
etapa anterior a José Antonio (“nosotros, en mi familia veníamos de las
JONS”); y la otra mujer, muy emocionada, es la hija de Onésimo Redondo.
Comenzó a llegar la gente. El salón se
llenaba más aprisa de lo que eran capaces de controlar los que, a la
puerta del mismo, pedían las entradas. Se llenó la sala, hubo personas
que permanecieron de pié, cuando había sillas vacías en las dos primeras
filas. Hasta que se hizo el silencio y Norberto Picó tomó la palabra
micrófono en mano. Se leyó íntegro el Discurso Fundacional, a cargo de
siete camaradas. Luego, Norberto remató el turno de intervenciones con
un discurso vibrante que fue interrumpido numerosas veces por los
aplausos de los asistentes. Normal. Aunque Ceferino me comentó aquello
que le escuchó a Jesús Suevos en los años de guerra en Galicia: en los
actos falangistas no nos aplaudimos, sino que sólo se escuchan arribas y
se levantan los brazos. Algo similar dijo José Antonio en algunas de
sus intervenciones públicas.
El Cara al
Sol (¡cómo se escucha el Cara al Sol cantado en hermandad!) cerró el
formidable acto, cuyas dos notas a destacar son: primera, el esfuerzo y
el bien hacer de sus organizadores, a los que hay que felicitar a
agradecer su trabajo; y dos, la respuesta muy a tener en cuenta de los
falangistas cuando se les convoca (como repitió Norberto Pico) para
“estar juntos”. Pero de esto hablaremos otro día.
Los
detalles de la intervención de Pico, información gráfica, incluso un
vídeo anunciado, me imagino que se publicarán en breve. Y,
posteriormente, las intervenciones directas de nuestros lectores con sus
comentarios completarán esta breve crónica, escrita a vuela pluma por
la urgencia que nos mete en el cuerpo el director.
Fuente: Hispaniainfo
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