sábado, 29 de septiembre de 2012

Cataluña no es el problema, el problema es España

Me sorprende sobremanera que ante la tormenta perfecta desatada, una vez más, por el separatismo pocos hayan reparado en la sincronía que históricamente se produce entre los períodos de crisis de la identidad nacional, con la pérdida de la idea y el concepto de España, conjugados casi siempre con la crisis social y económica, con la eclosión de unos nacionalismos decimonónicos que explotan hasta el paroxismo las dialécticas del enemigo como elemento reafirmante de una falacia que de lo contrario contaría con pocos seguidores.

Vivimos en medio de la vorágine de una crisis política, económica e institucional, producto de los errores de la clase política que ha gobernado España en los últimos treinta años. Acción que ha dado nuevos bríos a las tendencias divergentes que durante siglos se han enfrentado a las tendencias convergentes a lo largo de la historia de España. Y lo que la historia nos dice es que la convergencia nos ha llevado a épocas de desarrollo y la divergencia a épocas de conflicto y crisis. A mayor divergencia mayor catástrofe.

Estas tendencias divergentes han estado siempre vinculadas a la defensa del privilegio frente a la comunidad; han sido convenientemente azuzadas por los elementos aristocráticos primero y por los oligárquicos después para cubrir con ello el privilegio o su deseo de control social y político. La última encarnación de esas tendencias divergentes, surgidas bastardamente en el siglo XIX, cubiertas con la idea errónea de la nación liberal, del nacionalismo romántico, han sido los nacionalismos que cobraron importancia a finales del siglo XIX y no antes. Nacionalismos burgueses, conservadores, cuya palabrería sólo servía para ocultar la defensa de los intereses económicos de los grupos privilegiados; pero que supieron extender a las bases populares las bases de los inexistentes agravios como elemento de atracción y como forma eficaz de responsabilizar a otros de los fracasos propios.

Bastaría con repasar el apoyo de parte de los sectores industriales catalanes al nacionalismo en el último tercio del XIX para poder así mantener los aranceles y proteger una industria que prefería el mercado cautivo a la modernización. Sin esos apoyos el nacionalismo no hubiera pasado de los anaqueles, los panfletos y los vómitos de los descerebrados de turno; como le hubiera pasado al luteranismo de no haber contado con el apoyo de los príncipes alemanes en su deseo de tener la justificación para dejar de rendir pleitesía al emperador.

Ahora bien, en el caso del nacionalismo=separatismo actual, igualdad que es imposible disociar porque todo nacionalismo es por propia definición separatista, porque aspira a ser nación libre y soberana, es necesario subrayar como hecho determinante su sobredimensión por el abandono del proyecto convergente por parte de quienes aparentemente entienden que la nación es una, independientemente del grado de descentralización de su organización territorial. Es la renuncia progresiva a ese proyecto convergente, que ha brindado a España épocas de prosperidad, la que nos ha conducido a la situación actual. Algo por otra parte lógico, porque al confundir Estado/Nación/Patria, al asentar la idea y el concepto de España en los márgenes conceptuales del liberalismo; al convertir la Patria y la Nación, España, en un contrato que es fruto del voto (patriotismo constitucional); al aceptar que los elementos identitarios de la nación -error común en muchos de los que se presentan como patriotas o como nacionalistas identitarios- son los conceptos del nacionalismo decimonónico (raza, cultura, religión, lengua, territorio…) y no la idea-concepto de España como unidad de destino e historia; al aceptar y elevar a rango constitucional la idea de que tenemos varias naciones dentro del Estado español y que por tanto esas naciones pueden aspirar a ser estado, en vez de mantener la igualdad España=nación=estado; al integrar en su discurso, a causa de la creación de un engendro denominado Estado de las Autonomías, por su propia evolución, como si fuera un Saturno devorando a sus hijos, las fuerzas divergentes, el resultado no podía ser otro.

En la España actual existen corrientes de opinión que defienden que para salir de la triple crisis que nos acosa (política, económica e institucional) es preciso volver a poner en valor la convergencia frente a la divergencia; poner fin o redefinir en sentido convergente el Estado de las Autonomías; dar al Estado mayor capacidad de actuación poniendo en marcha un proceso de recentralización política y económica; difundir la idea y el concepto de España más allá de una marca económica o un suspiro levantado por unos éxitos deportivos que pueden ser efímeros; redefinir el discurso de los partidos nacionales que reduzcan al nacionalismo a sus dimensiones reales, poniendo fin a la política de cesión que durante treinta años han practicado con igual frescura tanto el PP como el PSOE y, sobre todo, acabar con un discurso en el que sólo existe la divergencia, radical o moderada, absoluta o de componenda del “nada es inamovible y todo se puede mejorar” de la señora Sánchez-Camacho.

La política de la cesión, la política del pacto, la política de la proscripción de la idea-concepto de España, la política del Estado sin fin que es el Estado de las Autonomías, nos ha conducido al callejón sin salida que la burguesía catalana y vasca, conservadora, apoyada por una izquierda que ansía la proscripción de la idea y el concepto de España, ha planteado un órdago a la grande, llevando a España al caos al sumar a la crisis económica la evidencia de que existe una crisis política de difícil solución.

Y ante esta situación, ante las declaraciones cobardes de “territorios libres”, ante la convocatoria de un ilegal referéndum, ante el deseo evidente de que la divergencia forme parte de ese discurso único y políticamente correcto, sólo cabe una respuesta: la firmeza.

Por ello estimo que el problema no es Cataluña, o mejor dicho esa minoría secesionista aupada sobre una corriente nacionalista artificialmente creada desde el poder y la cesión por treinta años de propaganda unidireccional, el problema realmente es España, o más concretamente la pérdida en el discurso de la idea y el concepto de España.

Las piezas se han situado cuidadosamente sobre el tablero en una partida en la que por torpe que sea la maniobra del contrario se le dejan los huecos para que pueda llegar al jaque. Y mucho me temo que lo único que hará el gobierno, tal y como ha sucedido en los últimos treinta años, será sacrificar piezas esperando que la partida se alargue hasta la eternidad para mantenerse en el poder a cualquier precio, aunque éste sea el final de España como nación.

Así pues, mientras se reclama la independencia y se saca la gente a la calle, que por mucha que salga solo es una fracción de Cataluña, se piden millones para que el gobierno de la Generalidad no naufrague víctima de su incompetencia; mientras se reclama lo máximo lo que se busca es que se le de un pacto fiscal, y existen voces nacionales, a ambas orillas del espectro político, que lo ven factible como solución de compromiso… Un órdago a la grande para conseguir una nueva cesión y seguir conformando artificialmente la nación soñada.

Frente a ello bastaría con que el gobierno en vez de pensar en términos electorales lo hiciera en términos nacionales para frenar esta escalada, bastaría con recuperar de forma inmediata el delito de convocatoria de referéndum y advertir que se está dispuesto a aplicarlo; bastaría con que el Delegado del Gobierno en Cataluña obligara a poner la bandera de España en los ayuntamientos separatistas; bastaría con que el gobierno de España iniciara el proceso de disolución de las corporaciones que han declarado sus municipios “territorios libres y soberanos”… pero para ello sería necesario que el gobierno de verdad creyera en España como unidad de destino e historia y no como resultado de lo que dice una constitución que en su desarrollo ha convertido España en un galimatías.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Consecuencias de la demogresca

Me comentaba el otro día un amigo barcelonés que lo más significativo de la manifestación multitudinaria que se celebró en la pasada Diada, reclamando la independencia de Cataluña, era la participación de gentes que hasta hace poco habían permanecido ajenas a las vindicaciones nacionalistas, clases medias del barrio del Ensanche que acudían en familia a la manifestación, portando globos y «esteladas», como quien acude a una fiesta cívica. La desafección a España ha crecido en Cataluña hasta anegar capas de la sociedad que tradicionalmente contemplaban los escarceos nacionalistas con desinterés o aburrido desapego; y esta realidad creciente parece haberse incrementado con el deterioro institucional provocado por la crisis económica. Durante años, las tensiones separatistas que afloraban en Cataluña se interpretaban en el resto de España como añagazas de los políticos catalanes que, exaltando los factores diferenciales, lograban distraer la atención popular de su gestión aproximadamente desastrosa; pero cada vez son más los catalanes que, con independencia de la opinión que les merezcan sus dirigentes, desean separarse de España; y esto ocurre, paradójicamente, cuando Cataluña ha reclamado ayuda económica al Estado español.

Es la consecuencia natural de muchos años de demogresca. La casta política descubrió que el mejor modo de mantener su hegemonía consistía en azuzar las diferencias ideológicas entre los españoles; y que, cuanto más se azuzasen tales diferencias, más se anestesiaría en la sociedad el ímpetu necesario para abordar las empresas que requieren el concurso de la unidad. Una España separada en banderías ideológicas, incapaz de lograr el entendimiento aún en las cuestiones que afectaban a su propia supervivencia, era una España impotente al esfuerzo vital que tendría que cifrar toda esperanza de salvación en la acción de su casta política, encargada de «representar» (en el doble sentido de la palabra) tales diferencias, que en aquellas regiones españolas donde tenían arraigo las tesis separatistas alcanzaban una expresión paroxística. La execración de España desde Cataluña (y, también, la execración de Cataluña desde el resto de España) se ha convertido, durante décadas, en una opípara fuente de demogresca cuyas consecuencias padecemos ahora, sin vislumbre de solución.

En la contención del separatismo se suelen mencionar dos diques (la Constitución y la Unión Europea) que en realidad son sus más seguros acicates. En la calculada ambigüedad de la Constitución se halla el comienzo de un proceso disgregador que, desde su promulgación, no ha hecho sino exacerbarse; y las sucesivas interpretaciones que se han hecho de tal ambigüedad calculada (desde el infausto «café para todos», que igualó a regiones sin tradición foral con regiones como Cataluña que eran «realidades biológicas» con entidad histórica, a las crecientes cesiones de competencias que han ido adelgazando el papel vertebrador del Estado) no han hecho sino agravar este proceso. La mención de la Unión Europea como dique frente al separatismo es incluso más irrisoria; pues ha sido, precisamente, el ingreso en la Unión Europea lo que ha debilitado todavía más la conciencia de pertenencia a España entre los catalanes, que se sienten más cómodamente instalados en una organización supranacional que difumina las fronteras y reparte subvenciones entre sus Estados miembros. Mencionar la Constitución y la Unión Europea como diques de contención frente al separatismo catalán resulta tan temerario como mencionar la soga y el cuchillo como diques de contención frente al suicidio.

Autor: Juan Manuel de Prada

domingo, 23 de septiembre de 2012

Veladas por la Vida (Castellón)


El filósofo Julián Marías sentenció que “la aceptación social del aborto es, sin excepción, lo más grave que ha acontecido en el siglo XX.”

Tiempo después, en Castellón de la Plana, Javier y José Antonio, a los que poco después se unió Jesús, decidieron convocar a la sociedad castellonense para dar voz a los que no pueden defenderse.
Así pues, el día 25 de marzo de 2.008, con motivo del “Día Internacional de la Vida”,  se convocó la primera concentración/velada por la Vida, con el objeto de reivindicar de forma pacífica la abolición del aborto y recordar a sus víctimas, para exigir el apoyo a la mujer embarazada y para evitar, en la medida de lo posible, la aceptación social del genocidio, silencioso y silenciado, del aborto.

Desde el año 2.011, la Asociación Cultural “Colectivo 33”, es la encargada de seguir organizando las concentraciones/veladas por la Vida, pasando a ser la convocatoria “Castellón por la Vida” parte orgánica de dicha asociación.



Estas concentraciones pacíficas vienen realizándose frente al negocio abortista ‘Mediterránea Médica’ (Paseo Ribalta, 13. Castellón de la Plana) desde el 25 de marzo de 2008, Día Internacional de la Vida. Nuestro objetivo es reivindicar de forma pacífica la abolición del aborto, principal causa de mortandad en España, el apoyo a la mujer embarazada y la difusión de la ‘cultura de la vida’.

Puedes ver anteriores veladas aquí.

El orden de la concentración es el siguiente:
- Los asistentes portamos velas, las cuales permanecen encendidas durante todo el acto, como símbolo de los niños que no llegan a ver la luz.
- Lectura de un manifiesto por el derecho a vivir.
- 5 minutos de silencio, en recuerdo de las víctimas del aborto.
- Concluye el acto. Se invita a los asistentes que lo deseen a hacer una oración, en la que se reza además de por las víctimas del aborto (niños no nacidos y madres que han abortado) por la conversión de los médicos y legisladores abortistas y de todos los defensores de la cultura de la muerte.
- Se depositan los cirios al pie de la antigua Cruz de los Caídos (actual Monumento a las Víctimas de la Violencia), como ofrenda por la Vida.

¿CÓMO PUEDO COLABORAR?: Trayendo un cirio, una pancarta con un lema pro-vida, viniendo con amigos, difundiendo las convocatorias…

¿Alguna duda? ¡escríbenos!  castellonporlavida@gmail.com

AVISO: Estas concentraciones son de carácter apolítico, por lo que rogamos que los partidos políticos que acudan lo hagan a título personal, es decir, sin portar simbología política alguna. Gracias.

sábado, 22 de septiembre de 2012

¿Libertad de expresión?

La nueva crisis provocada chulescamente por una revistucha francesa, que en ejercicio de una sedicente «libertad de expresión» ha publicado unas caricaturas ofensivas para las creencias de los mahometanos vuelve a confrontarnos con una realidad desdichada e incontrovertible: la democracia occidental ha dejado de ser una provechosa forma de gobierno para erigirse en un sucedáneo de religión, un culto idolátrico capaz de cualquier desafuero, con tal de hacer alarde de su hegemonía (aunque, precisamente, en el alarde no hace sino confirmarnos que tal hegemonía no es, en realidad, sino puro fachadismo y aspaviento). Habría que empezar señalando que la ofensa gratuita al prójimo, y máxime cuando tal ofensa se dirige a sus creencias religiosas (sean estas verdaderas o erróneas), no es ejercicio de libertad, sino falta de caridad propia de energúmenos; y máxime cuando esta presunta libertad se ejerce en nombre de otra religión, al menos igual de errónea que la que se ofende.

Cada vez que algún energúmeno ofende las creencias de los católicos, siempre salta un coro de loritos que, desde el descreimiento o el fariseísmo, se preguntan: «¿A que no se atreve a hacer lo mismo con las creencias de los musulmanes?». Digo que los loritos que se hacen esta pregunta recurrente son descreídos o fariseos porque no conozco a ningún católico íntegro que desee para el prójimo -aunque ese prójimo profese cualquier religión desnortada- la ofensa que a él le ha sido inferida, porque sabe que tal ofensa duele muy vivamente; y, cuando el dolor es muy vivo, pueden sucederse las reacciones más destempladas. Pero tal pregunta, amén de denotar una insensibilidad vomitiva, delata un desconocimiento profundo de la naturaleza humana que, aunque pusilánime, es también propensa a la bravuconería. Y esta mezcla de pusilanimidad y bravuconería puede favorecer actitudes tan chulescas como la de esa revistucha francesa, que se ha atrevido bravuconamente a realizar la incitación de los loritos, sabiendo (con astucia muy propia de los pusilánimes) que su insensatez sería protegida por las autoridades de su país. Que, sin embargo, no podrán proteger a quienes los ofendidos decidan aleatoriamente castigar, en represalia por la ofensa inferida. Así los chulos de la revistucha podrán irse de rositas, amparados por las leyes que protegen una sedicente «libertad de expresión» que no es sino energumenismo, mientras quedan desamparados el resto de los mortales, empezando por las comunidades cristianas de los países islámicos.

Resulta, en verdad, grotesco que, por satisfacer el capricho de unos friquis con acceso a una imprenta, se exponga a la muerte a millones de personas que profesan la fe cristiana en las condiciones más difíciles. ¿De veras el Gobierno francés no pudo impedir la publicación de tales caricaturas? ¿De veras prefiere exponer a sus súbditos a represalias aleatorias y tener que cerrar sus embajadas, con tal de que los friquis de esa revistucha puedan vomitar sus gracietas energúmenas? Aquí se percibe de modo angustioso la desquiciante conversión de la democracia en una idolatría atroz, que con tal de exhibir su petulancia está dispuesta a que perezca el mundo. Y ni siquiera puede aplicarse aquí el adagio latino (Fiat iustitia et pereat mundus), porque la publicación de tales caricaturas es un acto flagrantemente injusto, una desmesura idolátrica propia de los peores fanáticos, que son los que pretenden hacer de sus aspavientos terminales, disfrazados de «libertad de expresión», una religión de culto universal. 

Autor: Juan Manuel de Prada

jueves, 20 de septiembre de 2012

Carrillo o el fracaso sin gloria

Hay fracasos gloriosos y perdedores con más autoridad moral que los ganadores. No es el caso de Carrillo, me parece. En 1934 emprendió una juvenil carrera terrorista con vistas a una guerra civil (así la llamaba el PSOE), que impusiera en  España un régimen al estilo del de Stalin. Fracasaron el terrorismo y la guerra civil, momentáneamente. Carrillo trató entonces de “bolchevizar” al PSOE, que ya estaba bastante bolchevizado, y ese fue uno de los factores que llevó al Frente Popular, el cual, tras unas elecciones fraudulentas, destruyó la legalidad republicana y propició de nuevo la guerra civil. Reanudada esta, el líder de las Juventudes Socialistas  se pasó pronto al PCE, el partido instrumento de Stalin en España (y orgulloso de su condición de instrumento), y dentro de él se ocupó de organizar el terror en Madrid, debiéndose a su liderazgo la mayor matanza de prisioneros de la guerra. No asomó por el frente, pero tampoco fue esa la causa de que los rojos perdieran la guerra.

La izquierda española ha sido tan guerracivilista que, no contenta con la contienda general, organizó otras dos pequeñas guerras civiles entre ellas mismas, derrumbándose finalmente en medio de tiroteos y asesinatos en Madrid. Carrillo huyó oportunamente, bajo la protección de la Komintern, el instrumento internacional del stalinismo. Hacia el fin de la II Guerra Mundial creyó que las condiciones habían madurado para emprender de nuevo la guerra civil, mediante el maquis. Nuevo fracaso, acompañado de la purga y liquidación de bastante comunistas por el aparato carrillista. Cambio de estrategia: ahora se trataba de infiltrarse en sindicatos, medios intelectuales, periodistas, etc., con vistas a una Huelga Nacional Pacífica y consignas similares que derrocaran a Franco. Volvió a comprobar que la población se sentía reconciliada sin necesidad de sus consignas, y casi nadie respondió a sus llamamientos. No tendría el gusto de fusilar a Franco, como reconoció que era su anhelo de “reconciliador”.

Y así llegó la Transición: su partido era el más numeroso, mejor organizado y disciplinado de la oposición antifranquista. Quería la “ruptura” para volver a una especie de Frente Popular,  pero pronto supo  su jefe que seguía siendo demasiado débil y hubo de  aceptar muchas cosas que iban contra toda su historia y le repugnaban hasta lo más íntimo. Creía poder explotar las ventajas de la legalidad para avanzar hacia el socialismo mediante un nuevo invento: el eurocomunismo. Pero tampoco funcionó. Como recuerda Ricardo de la Cierva, desde muy pronto Juan Carlos pensó en legalizarle, lo cual fue finalmente un acierto.



Por otra parte, los mismos que elogiaban su (forzada) moderación le estaban haciendo la cama: la derecha había apostado por el PSOE como barrera contra el PCE (sobre el Partido Socialista hay un documentado libro de Enrique Domínguez Martínez-Campos: El PSOE, ¿un problema para España?). Y los socialistas, que no habían dado un palo al agua durante el franquismo, con el que incluso habían colaborado algunos de sus dirigentes , se convirtió en el gran partido de la izquierda. Muy antifranquista, por supuesto. Me gusta citar la anécdota que cuenta el mismo líder del PCE en sus memorias: con motivo del caso Flick, asunto de corrupción del PSOE, se formó una comisión parlamentaria, en la cual la cual “tuvo que comparecer el representante de Flick, que se llamaba Von Brauchitsch. En su interrogatorio intervine con la siguiente pregunta: Tengo entendido que el señor Flick fue condenado por el Tribunal de Nuremberg como criminal de guerra nazi. Y creo que usted es hijo del que fue jefe del Estado mayor de Hitler. Me supongo que ideológicamente no existe afinidad alguna entre ustedes y el PSOE. Entonces, ¿cómo se explica que ustedes financiasen al PSOE? El señor Von Brauchitsch no vaciló en su respuesta: Tratábamos de cerrar el paso al comunismo. Y el partido mejor situado para hacerlo era el PSOE” (p. 608).

El PCE fue deshaciéndose a ojos vista en la nueva situación, y el mismo Carrillo terminó expulsado de su propio partido. Con motivo de su 90 cumpleaños, sus numerosos amigos le organizaron una fiesta y la eliminación simbólica de una estatua de Franco. Pero había algo cínico e irónico en todo ello: los mismos que le felicitaban y cantaban sus loas, empezando por el rey, habían sido los artífices de la ruina de su partido, PSOE mediante, y del hundimiento político del homenajeado. Nuevo y enorme fracaso.



Con el tiempo, Carrillo fue radicalizándose de nuevo, sobre todo bajo el gobierno rupturista e involucionista de Zapatero.    Carrillo, uno de los mayores guerracivilistas y stalinistas de España ha fallecido finalmente el “olor de santidad” laica. Quienes ahora le ensalzan sin medida ni vergüenza son, en gran medida, los que contribuyeron a liquidar su carrera política. Hay en ello algo de burla sangrienta, empeorada por el hecho de no ser del todo consciente. La política en España ha llegado a ser esto: una enorme farsa sin gracia.

Autor: Pío Moa

Charlie Hebdo tiene razón en la portada, no en el interior

La portada de la revista humorística francesa, dirigida por Stéphane Charbonnier (en la imagen), tiene toda la razón del mundo, especialmente en un 50%. Un judío lleva una silla de ruedas a un musulmán, bajo la leyenda ‘Intocables’. Y tiene razón: los musulmanes se han radicalizado, han lanzado un ataque contra los cristianos, es decir, contra Occidente. No le pidan a un musulmán que distinga entre Occidente y cristianismo porque ambos se identifican: el cristianismo es el forjador de Occidente. Que los occidentales renieguen de sus orígenes y se conviertan en comecuras es otra cosa. Así, el director de la revista francesa asegura que también se ríen de la ultraderecha católica. Participa así de la convicción progre de que todo católico es un ultra.

Pero insisto, la portada es aceptable, y si a los musulmanes les lavan el cerebro para que incendien embajadas francesas hay que mantenerse firme.

Otra cosa es el interior, con alusiones sarcásticas a Mahoma, que es el profeta de los musulmanes. Mire usted: deje en paz a Mahoma, no porque los mahometanos vayan a tomar represalias sino porque usted tiene la obligación de respetar los credos de otro. A Mahoma déjenle en paz, porque Mahoma para 1.000 millones de personas es como para usted su señora madre: sagrado.

Eulogio López
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lunes, 17 de septiembre de 2012

Katéjon

En uno de los pasajes más misteriosos de las Escrituras, San Pablo recuerda a los tesalonicenses que el Anticristo no se declarará mientras el «katéjon» (obstáculo) no sea removido. Toda la tradición exegética posterior, desde los primeros siglos, coincidió en señalar que San Pablo se refería al Imperio Romano; o, más precisamente, a la subsistencia del principio de autoridad sobre la que se fundaba la organización romana, a la que habría puesto fin Napoleón, o la caída del imperio austro-húngaro; o que, según otros autores, todavía subsiste, a través de la institución del Papado. Pero en este artículo no pretendemos profundizar en este misterio, sino señalar la pasmosa paradoja que las palabras de San Pablo encierran: el Imperio Romano, que combatía la propagación del Evangelio, era sin embargo señalado como el «katéjon» que impedía el desencadenamiento de fuerzas malignas más pavorosas; es decir, un mal cierto y presente era, sin embargo, el obstáculo que impedía el advenimiento de un mal futuro inmensamente mayor. Los cristianos acataron la enseñanza de San Pablo; y la Iglesia, en efecto, se haría fuerte aprovechando la organización administrativa del Imperio Romano.

Traigo a colación esta enseñanza paulina del «katéjon» porque creo que ilustra a la perfección el proceso desatado en los países musulmanes. Seguramente los tiranuelos que gobernaban en Irak, Egipto, Libia o Siria eran un mal cierto y presente; pero su derrocamiento impedía el advenimiento de un mal futuro inmensamente mayor. Aquellos tiranuelos eran el «katéjon» que obstaculizaba la manifestación del islamismo desatado; seguramente eran crueles con sus súbditos, y su dominio se fundaba sobre la corrupción (de la que, por cierto, participaban opíparamente las potencias occidentales); pero, bajo su férula, permanecían encadenados los demonios que ahora se han desatado. En los últimos días se ha prestado gran atención mediática al asesinato del embajador estadounidense en Libia y al asalto de diversas legaciones diplomáticas; pero tales acontecimientos no son sino una expresión mínima del furor islamista que reina en los países de la llamada «primavera árabe», donde las comunidades cristianas están siendo sometidas a persecución martirial (ante el silencio culpable, por cierto, de los medios de comunicación occidentales). En el gobierno de Sadam Hussein llegó a figurar algún ministro cristiano; hoy, en Irak, los cristianos sufren atentados que son auténticas hecatombes y son condenados a la diáspora. Bajo el mandato de Gadafi, se celebraba sin cortapisas el culto en los templos cristianos, abarrotados por una multitud de emigrantes venidos de los países subsaharianos; en la «liberación» de Libia, tales emigrantes cristianos fueron macheteados sin piedad, con la falsa excusa de haber colaborado con el régimen de Gadafi. Lo mismo, aproximadamente, puede predicarse de Egipto, donde los coptos, aunque eran tratados como ciudadanos de segunda, podían profesar su fe; hoy están siendo reducidos a la clandestinidad, y asesinados a mansalva. Y lo mismo ocurrirá -está ocurriendo ya, en aquellas zonas del país controladas por los rebeldes- en Siria.

El mal mayor que ahora campea en los países de la llamada «primavera árabe» no habría podido manifestarse sin la inestimable ayuda de las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, gobernadas por una patulea de presuntos adalides de la «democracia». Lo que está sucediendo en estos días es tan sólo el comienzo. Un «katéjon» ha sido removido.

Autor: Juan Manuel de Prada

sábado, 15 de septiembre de 2012

Cataluña

Lo escribía José María Pemán, hace más de cuarenta años, en ABC: -El catalán no es un problema: es una evidencia. Lo que ocurre es que las evidencias cobran fisonomía contorsionada de problema cuando son manejadas por los políticos, ¡que ésos sí son un problema!

Un vaso de agua clara, llamaba entonces Pemán a la lengua catalana: una realidad biológica, como la montaña de Montserrat, no como las leyes o los decretos que manejan los políticos; y contra la que las leyes y los decretos nada tenían que hacer. Ocurre hoy, sin embargo, que todo lo que nos llega de Cataluña nos parece un vaso de agua turbia; y lo mismo les ocurre a los catalanes con todo lo que les llega de nosotros. Claro que lo que bebemos ya no es una realidad biológica, sino una ponzoña que los políticos llevan manejando demasiado tiempo. Decía Tirso de Molina que «la lealtad de Cataluña, si en conservar sus privilegios es tenacísima, en servir a sus reyes es sin ejemplo extremada». Pero a los catalanes les arrebataron injustamente sus privilegios; y desde entonces dejaron de servir a sus reyes con aquella lealtad extremada de antaño. La abolición de los fueros e instituciones catalanas, allá en el siglo XVIII, fue una negación de su realidad biológica; y, como las realidades biológicas no pueden negarse, desde entonces Cataluña reaccionó de forma morbosa. La abolición de los fueros catalanes, a la larga, sería aprovechada por el nacionalismo como coartada para fomentar la conciencia de agravio histórico, frente a otras tierras de España que los conservaron. Prat de la Riba, uno de los impulsores del nacionalismo catalán, constataba que «el ser de Cataluña seguía pegado como los pólipos al coral del ser castellano»; y, puesto que los catalanes seguían sintiéndose españoles, el nacionalismo decidió que había que conseguir como fuera que se sintieran catalanes y nada más que catalanes. Y «esta obra -reconoce Prat de la Riba, en frase estremecedora- no la hizo el amor, sino el odio». 

El nacionalismo catalán, como todos los nacionalismos que en el mundo han sido, son y serán, constituye un subproducto liberal; una consecuencia morbosa de esa pretensión quimérica de construir una «nación» con leyes y decretos. Esta quimera puramente contractualista, en la que la nación se constituye mediante un acto de soberanía, olvidando las realidades históricas -biológicas-preexistentes, es la que hemos celebrado, por ejemplo, en el bicentenario de la constitución de Cádiz; y de esta quimera puramente contractualista vinieron luego todas las floraciones de odio que se dieron, y seguirán dándose, entre los pueblos de España. Este proceso ya no tiene vuelta atrás, porque la negación de una realidad biológica sólo engendra malformaciones; y el nacionalismo catalán es una malformación inevitable de aquella sin parangón y tenacísima voluntad catalana en la conservación de sus privilegios, abolidos con los decretos de nueva planta. Luego aquella negación de una realidad biológica se ha querido remediar con leyes (que si autonomías, que si patatín, que si patatán), pero para entonces la obra del odio de la que hablaba Prat de la Riba ya había prendido irremediablemente. 

He aquí una paradoja atroz: aplaudimos y conmemoramos el proceso político que entronizó el concepto de nación soberana, olvidada de su realidad biológica preexistente; y, a la vez, lamentamos que tal concepto haya calado en el nacionalismo catalán. España sigue siendo ese sitio donde se pone tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias, en acertada frase de Vázquez de Mella.

Autor: Juan Manuel de Prada

El sanguinario Bolinaga da un nuevo triunfo a ETA

El "bueno" de Bolinaga
Cuando, en la entrevista propagandística perpetrada en la primera cadena de televisión española, escuché a Mariano Rajoy aquello de que “nadie quiere que alguien se muera en la cárcel” -palabras aproximadas- asumí que al Partido Popular le daba absolutamente igual el teórico desgaste electoral que pudiera suponer una nueva pseudonegociación con ETA y que el presidente está dispuesto a ofrecer a la hidra aberzale, como gesto de buena voluntad para que convenza a ETA de que ha llegado la hora de la disolución, la liberación-excarcelación de los terroristas. Por ello, hoy, el asesino de la organización ETA, jaleado por el universo aberzale, héroe indiscutible para la inmensa mayoría de los representantes y votantes de Bildu y Amaiur, Josu Uribetxeberria Bolinaga es un hombre libre; porque el gobierno así lo ha decidido y buscado. Como de costumbre el poder político ha buscado los resquicios de un Código Penal lleno de agujeros pensados para tener siempre una vía de escape, utilizando como fútil excusa exculpatoria la “misericordia humanitaria” de la ley. Un Código y las leyes de régimen penitenciario en los que, por decisión política, se ha obviado algo tan fundamental como que los terroristas deben tener en el mismo un “tratamiento” distinto en el que no caben beneficios penitenciarios.

Con su gesto misericordioso, que pocos entienden y comparten fuera de los ámbitos de poder (esta mañana escuchaba a un pepero irredento en una tertulia explicar que esto debería haberse hecho en silencio, sin tanta algarada, como siempre se ha hecho en una aplicación irritante del “¡todo vale si no produce ruido!” que tanto gusta a los políticos), Mariano Rajoy y quienes han contribuido a la liberación de un asesino han vuelto a matar a sus víctimas. Para ellos, en definitiva son más importantes los verdugos que los familiares de las víctimas a los que solo queda el derecho a la protesta callejera. Pero han hecho algo más, han dado una nueva victoria a ETA y alas para que ahora los presos, desde el último terrorista a Otegui asuman que la victoria es posible. Ellos, los presos, etarras y aberzales, se pusieron en huelga de hambre para conseguir la liberación (dejemos a un lado el eufemismo pelotero de la excarcelación) del asesino y lo han conseguido. La lectura que se hará en el exultante mundo aberzale, el de Bildu y Amaiur, pero también en parte del denominado “nacionalismo civilizado” del PNV, es que este gobierno cede ante la presión.

El presidente del gobierno se ha escudado en las razones humanitarias y pocos han osado realmente llevarle la contra aunque a algunos dirigentes populares les guste jugar a aquello del “poli bueno” y el “poli malo” no sea que algunos electores abran los ojos. Hoy, sin duda, Baisagoiti, ese político con cara de niño repelente, estará contento; pese a sus consignas para mantener la llama que evite que los votantes vascos del PP se queden en su casa ante lo que para ellos comienza a ser una traición, el vasallo de su señor sabe que su única oportunidad es conseguir un pacto con el PNV haciéndose amable para los nacionalistas moderados y ¿qué mejor baza que ofrecer la liberación de quien en las calles es transmutado de asesino sanguinario en héroe? Por el contrario, los españoles de bien, se preguntan: ¿por qué razón un asesino no puede morir en la cárcel? ¿es que tuvo él algún signo de piedad? ¿cómo estarán las familias de los asesinados? ¿en qué quedan las promesas de cadenas perpetuas y de cumplimiento íntegro -falacia que oculta que nunca será total- de las penas? ¿qué sesudo experto demoscópico -probablemente el inefable Arriola- le ha dicho a Mariano eso de que nadie quiere que un asesino muera en la cárcel?

Al español medio, ajeno a los vericuetos de la ley, todo esto le huele a sucia maniobra, a cocina política. No tiene más que abrir los periódicos: un enfermo terminal que hace unos días mejora; médicos que dicen que no existe riesgo de muerte inminente; un Fiscal que se opone a la liberación; informes forenses que dicen que de morirse mañana nada de nada; informes entre los que se escoge el que más conviene; visitas de paripé al asesino. Y hemos oído al presidente de la VCT lamentarse de que el PP les haya engañado después de haber pedido públicamente el voto para esta formación en las últimas elecciones. ¡A veces me sorprende la candidez de algunos! Y hemos visto a la presidenta de la AVT salir amargada de la reunión con un Ministro del Interior que se ha escaqueado a la hora de comprometerse con la ilegalización de Bildu. Un ministro que puede acabar pasando a la historia como Fernández el “liberador”. Y he visto, con profundo dolor, a la hija de uno de los guardias civiles asesinados recordar a voz en grito que con su padre no hubo “humanitarismo” alguno. Y, mientras, los políticos del PP siguen afirmando que siempre estarán con las víctimas.

ETA ha vuelto a ganar y el mundo aberzale está envalentonado. Asumen que la guerra continúa y tienen en la recámara a más de diez terroristas con enfermedades graves sobre los que el gobierno tendrá que decidir. El éxito consistirá en que, como el asesino Bolinaga, salgan a la calle sin mostrar arrepentimiento alguno, aun cuando esta exigencia no pase de ser un mero trámite que nadie se cree y que sólo sirve para que el gobierno de turno lave su conciencia y el Ministro del Interior acabe visitando a su director espiritual.

viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Manos arriba! Esto es un atraco

Tengo ante mí dos noticias contrapuestas: por un lado, los datos de lo que la subida del IVA va a suponer en términos reales para los esquilmados bolsillos de los españoles; por otro, la afirmación de que el gobierno ya ha consumido gran parte de los ingresos que espera obtener por la subida del IVA. Ambas noticias son preocupantes, porque por un lado nos empobrecemos limitándose nuestra capacidad de consumo, consumo que es vital para la recuperación económica; por otro, no parece que la subida sea suficiente para controlar el déficit y cumplir con los objetivos que nos han marcado, que son vitales para estabilizar la prima de riesgo y reducir los insostenibles intereses que estamos aceptando para financiarnos.

La subida del IVA fue presentada como el enésimo sacrificio que los españoles teníamos que hacer para hacer frente a la crisis, el sacrificio final. No parece que vaya a ser así si los datos macroeconómicos no varían. Pero tampoco sorprendería a nadie que este gobierno, cuya gran promesa electoral fue que bajaría los impuestos y no subiría el IVA, como hizo el gobierno socialista, incumpliera una vez más su palabra y se produjeran nuevas subidas o se recortaran, como la sombra de ese “de momento” de Mariano Rajoy parece indicar, las pensiones; o quizás se siga el modelo portugués y dentro de unas semanas nos encontremos con el hecho de que para bajar los salarios -la célebre contención salarial- se suban a todos las retenciones destinadas a cubrir la Seguridad Social.

Como en otros ámbitos, frente a la crisis, el gobierno optó por lo fácil sin reparar en las consecuencias: subir la recaudación aumentando la presión fiscal sobre los ciudadanos. La subida del IVA, por más que se empeñe el gobierno y sus voceros mediáticos, no es producto de ese lastimero “no teníamos más remedio” con el que el presidente del gobierno busca justificarse y paliar el descontento; entre otras razones, porque en su mano estaba limitar los daños colaterales manteniendo un IVA reducido en sectores estratégicos. La subida del IVA es algo que la UE lleva reclamando a España desde hace mucho tiempo, mucho antes de la crisis. Ésta ha obligado, por falta de otras alternativas, por incapacidad de gestión, al gobierno de Zapatero primero y al gobierno de Rajoy después a incrementar la recaudación vía impuestos ante la caída de los ingresos en otras partidas. 

Ahora bien, quienes presionaban para que se subiera el IVA, al mismo tiempo, recomendaban que no se subiera o incluso se bajara el IRPF para evitar una nueva estrangulación del consumo y mantener la demanda interior, algo básico si se quiere generar empleo. El gobierno de Mariano Rajoy, obligado a mantener su promesa de no subir el IVA, recordemos que incluso durante la última campaña europea prometieron bajarlo aun cuando la promesa se deshiciera en la primera reunión en Estrasburgo, elevó el IRPF. Como la política económica del gobierno no ha dado resultados positivos, el déficit sigue descontrolado y el gobierno es incapaz de poner fin al despilfarro autonómico, tras reducir su masa salarial, al viento del verano Mariano Rajoy optó por una subida aplazada del IVA.

Desde hace unos días todo empieza a ser más caro en España en una escalada progresiva que se irá notando en los próximos meses y que, al retraer el consumo e incrementar la defraudación, no sólo no equilibrará las cuentas públicas sino que además traerá una mayor destrucción de empresas y un crecimiento de las tasas de paro.  La realidad es que los precios han iniciado una escalada que ya se pudo observar en las últimas semanas de agosto para así poder difundir la apuesta publicitaria de que las empresas asumían la subida del IVA. Otras han optado por una subida muy pausada, porque es imposible sostener en el tiempo los costes que asumir el IVA de forma permanente supondría. Y lo más curioso es que el gobierno ha optado, en su afán recaudatorio, por una política fiscal que conduce a la elevación de los precios cuando lo que todos los expertos señalan es la necesidad de que para ser competitivos nuestros precios permanezcan bajos.

Lo que muchos españoles se preguntan es ¿qué va a suponer realmente la subida del IVA para sus bolsillos? Los cálculos están ahí. Se estima que cada español dispondrá de 470 Euros menos para gastar. Lo curioso es que es precisamente en aquello que es obligatorio consumir donde la subida será más apreciable: la subida  en el IVA de los transportes supondrá unos 90 Euros más, a lo que habría que añadir la continua elevación de los precios de los carburantes; la subida en la factura de la luz y del agua por efecto del IVA unos cuarenta Euros más. La falta de sensibilidad del gobierno se ha hecho patente, y de ahí la demagogia socialista, al no excluir de la subida, por ejemplo, el material escolar que ahora es un 17% más caro justo cuando se inicia la “vuelta al cole”.

Capítulo aparte es la subida, en torno a los 60 euros de gasto por persona, en materia de espectáculos. Craso error. La industria del ocio y el espectáculo es uno de los sectores que pueden ser motor en economías desindustrializadas y de servicios. El gobierno ha puesto en peligro decenas de miles de puestos de trabajo en un sector que ya se encontraba ampliamente tocado por la crisis y que es en el que los ciudadanos primero recortan cuando su salario se reduce. En este terreno hemos visto como el gobierno ha tenido la ocurrencia, apoyada por toda su caverna mediática, de escudarse en el odio al “clan de la ceja” y en la repulsa generalizada a las subvenciones a un cine que a pocos interesa. Pero la suida del IVA poco o nada tiene que ver con el “clan de la ceja” y el “sindicato maloso de actores colorados” que tenemos. Ningún país de nuestro entorno tiene un IVA tan alto en materia cultural. 

 Todos los países saben que es vital, por lo que representa, tanto interior como exteriormente, como marca, mantener un IVA reducido para sostenerlo. Todos los gobiernos, menos el nuestro, han sido conscientes de esta realidad. Y así podríamos seguir, porque aunque no se suba el IVA en artículos de primera necesidad y permanezca en el 4% la subida generalizada también (transporte, carburantes, electricidad, publicidad…) impulsará una elevación de los precios en los próximos meses.

Ante todo esto se oye, como un zumbido que cada vez será más alto, de forma reiterada en la calle la frase de “¡Manos arriba, esto es un atraco!” que, sin duda, formará parte de la banda sonora de un otoño que se anuncia como caliente. El gobierno con la subida indiscriminada de impuestos y las reducciones salariales, más las que pueda hacer de aquí a unos meses, con rescate o sin él, está incrementando exponencialmente las razones del descontento porque el ciudadano no ve que su sacrificio vaya acompañado del sacrificio de la casta ni que se obtengan los resultados prometidos más allá de hacer realidad lo de “sangre y lágrimas” o como diría un castizo “ajo y agua”. Pero, ¿es realmente un atraco?

Alguien debería recordar que este “atraco perfecto” es una segunda vuelta. Los españoles son casi como aquel banco del Oeste que los ladrones asaltan una y otra vez porque no encuentran otro en varias millas. Recordemos que hace dos años el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, apoyándose también en que Europa le obligaba, subió el IVA la mitad de lo que ahora lo ha hecho Mariano Rajoy. Aunque entonces don Mariano y el PP se lanzaran a la oposición de calle cobijándose tras la misma pancarta que hoy denuestan. Aquella subida supuso que la cartera de cada españolito dejaba de tener 288 euros. Lo que significa que a fecha de hoy, en dos años, los españoles hemos dejado de tener en nuestro bolsillo 758 euros o lo que es lo mismo que ahora trabajamos unos nueve días más para el Estado o, como muchos lo ven, simplemente para pagar los gastos y la ineptitud política de la casta. Y, ante ello, ¿alguien se puede extrañar de que los españoles estén cabreados y se sientan atracados?

martes, 11 de septiembre de 2012

Festival ¡Qué bello es vivir! en Madrid: un cine que defiende y celebra la vida (Premio a cineastas jóvenes: fecha límite 30 de noviembre)

“Con una visión positiva que ayude a afrontar las dificultades y detectar lo bueno y bello que existe en la vida”, la Asociación CinemaNet (www.cinemanet.info ) ha decidido crear en Madrid el Festival de Cine ‘¡Qué bello es vivir!’.

En él se premiarán largometrajes y cortometrajes que muestren la dignidad del ser humano y la grandeza y belleza de la vida o a los que denuncien las actitudes y hechos que atentan contra ella (“guerra, hambre, aborto, miseria, terrorismo, eutanasia, droga, alcoholismo, violencia, intolerancia…”, enumera la asociación).

En el jurado participan expertos en cine, educadores, sociólogos, antropólogos y representantes de asociaciones como Red Madre y Fundación Madrina, que trabajan con mujeres y familias en circunstancias de maternidad muy difícil.

¿Eres joven? ¡Haz un vídeo!
Cineastas jóvenes de todo el mundo, que no hayan cumplido 36 años, pueden presentar un cortometraje, en español, inglés u otro idioma pero subtitulado a los dos anteriores, de entre 3 y 30 minutos, con un plazo que expira pronto: la fecha límite de recepción es el 30 de noviembre de 2012. Hay hasta 4.000 euros en metálico para apoyar a los premiados. El jurado valora especialmente, además de criterios técnicos y artísticos, la temática en defensa de la vida.

Un concurso internacional
Ninfa Watt, periodista y profesora de la Universidad de Salamanca, que es una de las promotoras del festival, explica que através de Laura Lantero, una española casada con un jordano y patrocinadora del premio, las bases del premio juvenil se traducirán al árabe y se difundirán por países árabohablantes y por Tierra Santa, por lo que cabe esperar una rápida “internacionalización” del festival.

“Queremos ayudar a abrirse camino a los jóvenes cineastas”, declaró Daniel Arasa, presidente de CinemaNet. Por eso, además del premio en metálico (“que es un incentivo para su siguiente obra”) la asociación envía un DVD con los cortos premiados a centros educativos, donde pueden ser una herramienta de formación a la vez que se difunde la obra del autor.

Educadores volcados en CinemaNet
CinemaNet funciona especialmente bien entre educadores y profesores, que consultan su web y sus foros buscando películas adecuadas para temas que se tratan en clase. Este año celebró su primer Congreso de Cine y Educación en la Universidad San Pablo CEU con un lleno total de profesores de toda España, cuyos contenidos pueden descargarse como e-book gratuito en www.cinemanet.info. Como consecuencia, el 27 de octubre, en el CEU, se celebrará otro encuentro, con la presencia del juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, popular por sus penas de “trabajos sociales”, alternativas a internar o multar a los jóvenes delincuentes.

El cine con valores gusta en taquilla
Ninfa Watt señala que el cine con valores no tiene por qué ser minoritario y pone un ejemplo de 2012: la película francesa “Intocable”, que recientemente ha conseguido tener dos millones y medio de espectadores en España, repitiendo el éxito que alcanzó en Francia. “Es una historia que podría ser un dramón, pero en clave de comedia, te hace salir con mejor ánimo”, explica Watt.
Ahora mismo, “Intocable” parece la favorita para el Premio Qué Bello es Vivir de 2012, pero Daniel Arasa recuerda que “quedan 4 meses de año todavía” y cualquier espectador puede escribir a CinemaNet proponiendo sus candidaturas argumentadas: sólo es necesario que se estrenaran en España en este año. “No buscamos cine DE valores, sino cine en el que hay valores, con películas que pueden ser de estilos y géneros muy distintos”, afirma el presidente de CinemaNet.
Los premios se entregarán en una gala en Madrid el 1 de marzo. Todas las bases de los concursos y los datos del encuentro están en la web www.cinemanet.info .

11 de septiembre de 1714: ¿sabías que…?

1) El 11 de septiembre se conmemora la rendición de la ciudad de Barcelona en 1714, tras la declaración de guerra de las Cortes Catalanas el 10 de julio del mismo año al no reconocer éstas el Tratado de Utrecht que ponía fin a la Guerra de Sucesión Española. La guerra no fue de secesión , como los nacionalistas venden, sino de sucesión. En dicho Tratado el pretendiente a la Corona Española, el Archiduque Carlos de Habsburgo renuncia al trono, reconociendo la soberanía de Felipe D'Anjou, contra el que se la disputó en la llamada Guerra de Sucesión Española, tras la muerte sin descendencia del Rey de España Carlos II. Es decir, fue una guerra civil entre partidarios de dos pretendientes a suceder en la corona de España al rey muerto sin descendencia.

2) Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona. La Guerra de Sucesión española, al contrario de lo que argumentan los nacionalistas, no supuso el enfrentamiento entre Cataluña- Austria y España (o Castilla) - Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, Calatayud o Tarazona, así como el valle de Arán, y ciudades del interior de Cataluña como Vic y Cervera, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento entre territorios españoles de 1714 es otra falsedad esgrimida por el nacionalismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al trono. En realidad ésta fue una contienda internacional en la que se dirimía la hegemonía entre las diferentes potencias europeas.

3) Los catalanes no perdieron sus libertades civiles, sino que los poderosos perdieron sus privilegios exclusivos. Las Cortes Catalanas, lejos de tener las características de una democracia, tal y como la entendemos ahora, representaban a los tres estamentos (clero, nobleza y burguesía urbana) a los que, dentro del patrón feudal del Antiguo Régimen, el Rey les había concedido tal privilegio, relegando totalmente a la inmensa mayoría de la población. Del Rey emanaban todas las instituciones.

4) La facción en Cataluña favorable al pretendiente Carlos no partió de una rebelión espontánea ni popular. En realidad, expresaba los intereses políticos de la clase dirigente barcelonesa que quería potenciar su presencia comercial en América, de tal forma que sus privilegios forales no estaban en juego, ya que el pretendiente Borbón en ningún momento los cuestionó.

5) El Rey Borbón reinó sin oposición interna entre 1700 y 1705 hasta el punto que en 1701 había celebrado Cortes en Barcelona, donde no sólo confirmó los fueros, sino que recibió numerosas donaciones.

6) Los seguidores de Carlos de Habsburgo en Cataluña defendían la unidad de España. Trataban de imponer su candidato al conjunto de todo el país, apelando a la libertad de toda España, recelosos de la influencia francesa; lejos, pues, de cualquier aspiración secesionista o desmembradora. Los soldados que fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 frente a las tropas de Felipe V estaban mandados por el general Antonio de Villarroel, que en su última arenga les recordó: "estáis luchando por nosotros y por toda la Nación española".

7) El denominado decreto de Nueva Planta, llamada en realidad Cédula Real de Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña, organizaba las instituciones judiciales en Cataluña, respetando las Constituciones y prácticas previas, estableciendo que los letrados fuesen expertos en legislación y lengua catalana. Fijaba el castellano meramente como lengua jurídica y eliminaba los privilegios por nacimiento en un territorio determinado.

8) El final de la guerra supuso el final de tres siglos de decadencia de Cataluña y el inicio de su resurgimiento económico . El siglo XVIII, lejos de ser un periodo de declive en Cataluña, resultó ser una etapa de particular esplendor y auge demográfico, agrícola, comercial e industrial, que más que fundamentarse en el comercio internacional, centrado en productos agrícolas, se benefició del proteccionismo de la Corona.

9) Rafael Casanova no fue un mártir. El día del asalto final de las tropas borbónicas, Casanova estaba durmiendo y, avisado, se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido de poca gravedad por una bala en el muslo. Casanova fue trasladado al colegio de la Merced, donde se le practicó una primera cura. Tras caer la ciudad en manos de las fuerzas borbónicas, quemó los archivos, se hizo pasar por muerto, y delegó la rendición en otro consejero. Huyó de la ciudad disfrazado de fraile y se escondió en una finca de su hijo en Sant Boi de Llobregat. En 1719 fue amnistiado y volvió a ejercer como abogado sin ningún problema hasta retirarse en 1737. Murió en Sant Boi de Llobregat en 1743. Un verdadero "héroe".


lunes, 10 de septiembre de 2012

Escuela diferenciada

En las últimas semanas, se han sucedido los ataques contra la llamada escuela diferenciada, a la que se acusa de favorecer la «desigualdad» entre chicos y chicas; razón que se esgrime, en sentencias judiciales y resoluciones administrativas, para apartarla del régimen de conciertos del sistema público de enseñanza. Anticiparé que estudié en un colegio mixto y después en un instituto también mixto; y que a mi hija la tengo matriculada en un colegio también mixto, del que hasta la fecha sólo puedo predicar bondades. Quiero decir con ello que, al escribir este artículo, no me mueve ningún interés, mucho menos una preferencia personal, sino tan sólo cierta perplejidad o estupor de la razón ante lo que, a todas las luces, es irracional.

A la escuela diferenciada se le podría acusar de favorecer la desigualdad si en las escuelas de chicos se impartiese un programa distinto al que se imparte en las escuelas de chicas, presuponiendo que la inteligencia de chicos o chicas no puede alcanzar la comprensión de tal o cual disciplina; o si se enfocase el futuro profesional de sus alumnos de forma divergente, presuponiendo que los chicos o las chicas no son aptos para el desempeño de tales o cuales oficios. Pero en la escuela diferenciada no se imparte un programa distinto, según su alumnado sea masculino o femenino; ni se pretende encauzar la elección profesional de sus alumnos. En la escuela diferenciada no se presupone que hombres y mujeres posean una capacidad intelectiva mayor o menor, ni que haya oficios o habilidades que les estén vedados. La acusación que se le hace de fomentar la desigualdad es, pues, de una irracionalidad obscena y rampante; y lo más desquiciante es que muchos de los que la lanzan estudiaron, aunque sólo sea por imperativo cronológico, en escuelas diferenciadas. Y allá donde una acusación tan obscenamente irracional se sostiene de modo tan enconado, hemos de deducir que el sectarismo ideológico ha ocupado el lugar de la razón.

Cuando los detractores de la escuela diferenciada la acusan de fomentar la desigualdad hemos de entender, en realidad, que la están acusando de contemplar las diferencias que existen entre chicos y chicas, evidencia sobre cuya negación se erige la ideología de género, que pretende que la diferencia sexual entre el varón y la mujer no es una realidad innata propia del ser humano. Naturalmente, tal afirmación es una patraña burda: pero ya se sabe que la misión de toda ideología que se precie consiste en negar la realidad y la evidencia; y, en el caso concreto de la ideología de género, en negar la más real de todas las evidencias, que es la naturaleza. Porque hombres y mujeres somos distintos: distintas son nuestras fisiologías; y distintas también nuestras psicologías, aunque las posibilidades de nuestra inteligencia sean parejas. Y la escuela diferenciada lo único que pretende es, atendiendo a esas evidentes diferencias psicologías que existen entre hombres y mujeres, instrumentar métodos de aprendizaje y asimilación del conocimiento que, adaptándose a las particulares psicologías masculina y femenina, extraigan los mejores resultados de la capacidad intelectiva de chicos y chicas. A partir del reconocimiento de esta diferencia, podremos alegar muchas razones para decantarnos a favor de la escuela diferenciada o la mixta. Pero quienes acusan a la escuela diferenciada de fomentar la «desigualdad» están negando irracionalmente esa diferencia; e impidiendo que usted pueda decantarse a favor de la escuela que prefiera para sus hijos. Quieren, en fin, imponerle su santa voluntad; que, por ser una voluntad viciada por la ideología, será inevitablemente más puta que santa.

Autor: Juan Manuel de Prada

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Realismo

Rajoy... y su morro.
«Lo peor que le puede ocurrir a un gobernante es no entender la realidad en la que vive», afirmaba Rajoy en la entrevista de Bieito Rubido y Ramón Pérez-Maura que el domingo publicaba ABC. No era la única ocasión en la que el presidente del Gobierno, para justificar los incumplimientos de su programa o la adopción de medidas antipopulares, se refería a la «realidad» poco halagüeña que padecemos. Es, en verdad, encomiable que un gobernante se rija por criterios realistas. El idealismo es uno de los errores filosóficos más graves de la modernidad, acaso el más grave de todos; y consiste en creer que la realidad de las cosas es incognoscible para el hombre. Esta negación de la realidad, que en filosofía acaba arrastrando fatalmente al relativismo, en política ha favorecido la floración de los utopistas y arbitristas más variopintos, convencidos de que la realidad puede amoldarse a unas «ideas» preconcebidas que, por contagio, logran infundir en una multitud cretinizada que los acompaña gozosamente hasta el barranco. La recuperación del sano realismo, en política como en filosofía, es tarea apremiante y necesaria para la salvación del mundo. Rajoy, mucho más modestamente, cree -risum teneatis- que su realismo le permitirá ser reelegido.

Pero, ¿es Rajoy un realista verdadero? Sería tedioso traer aquí a colación el enjambre de declaraciones que Rajoy hizo cuando todavía se hallaba en la oposición, en contra de las medidas económicas decretadas por el gobierno de Zapatero; muy notoriamente podríamos destacar su campaña contra la subida del IVA, que según nos decía entonces no haría sino paralizar aún más el tráfico mercantil, condenar a la quiebra a muchos pequeños empresarios y fomentar la economía sumergida, sin aumentar a la larga la recaudación. Entonces Rajoy era un realista, aunque su realismo resultase un tanto adánico, como siempre le ocurre al político cuando se halla en la oposición; pero, puesto a gobernar, Rajoy no hace sino agravar el mal que entonces condenaba. ¿Por realismo? En la entrevista que publicaba ABC reconocía que la subida del IVA no la hace por gusto, de donde se deduce que la hace forzado. Pero aceptar la realidad nunca es algo forzado, sino razonable; luego si sube el IVA a disgusto es porque se lo imponen unas «ideas» que ni siquiera reconoce como suyas: ideas de arbitristas con poltrona en Bruselas, que creen que la realidad se amoldará a sus cálculos desencarnados. Pero la señora realidad es lo más carnal que existe; y siempre desmiente a los calculadores desencarnados.

Aquí se percibe que Rajoy no actúa como un político realista, sino como un aplicado ejecutor de las órdenes que recibe de Bruselas. Esta falta de realismo se aprecia también en la creación de ese «banco malo» que, en aplicación de las imposiciones de Bruselas, acogerá los «activos tóxicos» de la banca española. El gobierno de Rajoy nos asegura que este banco no tendrá coste alguno para el contribuyente; pero si se crea un «banco malo» es, precisamente, porque no existe mercado para tales «activos tóxicos», pues de lo contrario serían las propias entidades bancarias que los han generado las que se preocuparían de sacarles rendimiento. Los activos tóxicos de ese banco malo serán saneados por el contribuyente; y negarlo es idealismo de arbitristas que no comprenden la realidad. Pero la señora realidad es tozuda; y entre sus métodos persuasivos no excluye los escarmientos más dolorosos. Claro que los arbitristas siempre se las ingenien para que el escarmiento sea en cabeza ajena, que aquí será, para variar, la cabeza de los pobres paganos.

Autor: Juan Manuel de Prada

Spanish Fiction


sábado, 1 de septiembre de 2012

Cierre del I Ciclo "Cine y Educación"

La Asociación Gregal anuncia la clausura del I Ciclo "Cine y Educación" con el Cineforum "Cine para mejorar el mundo, una apuesta desde la sociedad" a cargo de D. Daniel Arasa, fundador y director de CinemaNet, periodista y profesor universitario.

La sesión tendrá lugar en el Museo de Bellas Artes de Castellón el 20 de Octubre a las 11:00 horas. La entrada es libre hasta completar el aforo.